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“¿Mis debilidades? Soy autoexigente”

Evaluar las fortalezas y limitaciones de un candidato es una tarea más dentro del proceso de evaluación psicotécnica. Ello no sólo nos permite conocer sus recursos sino también el grado de conocimiento que tiene de sí mismo, su capacidad para aprovechar su potencial, plantearse metas acordes a ello y poder trabajar con él sobre sus debilidades sin que ellas le resulten frustrantes.

Resulta muy habitual escuchar como debilidad “…la auto-exigencia…”. Las más de las veces de esta forma intenta el postulante evadir la pregunta: ¿A qué organización puede preocuparlo tener un colaborador autoexigente?….Como evaluadores podemos tener esbozos de primeras hipótesis: ¿es hábil e inteligente?  ¿No quiere dar a conocer sus falencias? ¿Subestima a su interlocutor?…etc.

No obstante, en ocasiones las técnicas corroboran que el postulante es autoexigente.

La auto-exigencia aparece como una actitud hacia el trabajo que podría denominarse de borde; hasta cierto punto es motor para el desarrollo continuo y para la superación de objetivos, pero traspasado ese punto puede convertirse en una fuente de insatisfacción, de una búsqueda constante de una perfección idealista que influye tanto en el nivel personal como en la capacidad de trabajo.

En el primero porque la persona autoexigente puede postergar su vida personal en la pretensión de lograr metas ambiciosas cuya difícil o imposible consecución le produce descontento consigo mismo reduciendo la capacidad de autoestima.

En segundo término, ocupando recursos en detalles que poco aportan a los resultados finales y que en muchos casos hacen desviar esfuerzos desde cuestiones focales hacia otras superfluas.

Creemos que evaluar en qué posición se coloca el postulante respecto de la exigencia  nos permite conocer mejor sus recursos y su potencial para hacer un uso racional de ellos, maximizando cualidades y destrezas y minimizando el costo que su utilización pude tener en las distintas áreas de su personalidad. Esto es permitiéndole crecer a través del aprendizaje continuo, aun cuando surge del error, en lugar de empobrecerse malgastando energía en objetivos idealistas.

Realizamos esta evaluación a través de la escucha y del entrecruzamiento de datos utilizando las diversas técnicas psicométricas y proyectivas. Aprovechando también nuestros recursos, la teoría y la experiencia, la mente abierta para reformularnos las hipótesis que  vamos construyendo en el transcurso del proceso de evaluación.

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