Hoy en día es frecuente escuchar en las empresas que alguno de sus colaboradores se encuentra con licencia psiquiátrica por sufrir de ataques de pánico. Suele atribuirse esto al stress como consecuencia del contexto laboral y a presuponerse que un impasse en el trabajo lo resolverá.
Claramente esto genera a las empresas costos significativos, y la pregunta de si lo hubieran podido prever…
Surge entonces la pregunta ¿es posible anticipar la posibilidad de un ataque de pánico a través de una evaluación psicotécnica?
Para poder responder, se hace necesario entender a que se define “ataque de pánico”. Suele encontrarse en la bibliografía descripciones de experiencias de miedo, acompañadas de sudoración, adormecimiento de manos y pies, dificultad para respirar, etc… Síntomas que se encuentran muy cerca de las distintas posibilidades en que la ansiedad o angustia suelen manifestarse.
En Psicotécnicos-Net creemos que es muy frecuente que muchas afecciones emocionales hoy en día caigan en la “gran bolsa” del “ataque de pánico”. Así, nuestra primera sugerencia es cuestionar, preguntar, investigar cada caso en forma particular.
¿Qué es lo que paso? ¿Le paso alguna contingencia personal últimamente? ¿Necesariamente es el stress de su lugar de trabajo lo que desencadenó algún tipo de conflictiva que se está evidenciando? ¿Ha tenido anteriormente este tipo de episodios?
Ahora bien, con nuestras herramientas podemos conocer como es estructuralmente el equilibrio emocional del postulante y con ello considerar la mayor o menor propensión del mismo a desequilibrarse.
Un ataque de pánico, es sin duda una instancia de desequilibrio emocional.
Desde esta perspectiva, consideramos que hay quienes tienen mejor estructura y menos posibilidades de desestabilizarse ante contingencias de la vida y quienes tienen una estructura psíquica menos estable y por ello con mayor proclividad al desequilibrio o la descompensación.
De esto podemos dar cuenta a través de una evaluación psicotécnica: Del grado de estabilidad o inestabilidad de la estructura emocional del postulante.
Pero, lo que hace a todo esto más complejo, es que hay infinitas contingencias que pueden llevar a que alguien con una buena estructura psíquica a desestabilizarse. Un duelo, un accidente, un divorcio complejo, etc…y hoy no podemos dejar de mencionar la innumerables situaciones traumáticas que surgieron como consecuencia del Covid.
Desde nuestra perspectiva hay que trabajar para analizar las particularidades de cada caso, dejando de llamar a cualquier sintomatología “ataque de pánico” y dejar de atribuir necesariamente al contexto laboral como el desencadenante del mismo.
Sabemos que esto toca cuestiones de ética y del marco de la legislación laboral en el cual trabajamos. Entramos en el terreno de intereses económicos, que dejan poco lugar a entendimiento y a una relación saludable entre empleado y empleadores….