Lo primero que se debe decir acerca del pensamiento estratégico es que no se aprende con un manual. No es algo teórico, sino que se puede aprender y afianzar con la práctica, si se cuenta con potencial para desarrollarlo.
Es así como muchas veces ingresan en las empresas jóvenes profesionales con un pensamiento más acotado y concreto, pero en los que encontramos potencialidad de desarrollar un pensamiento estratégico.
Las experiencias, la posibilidad de entender la complejidad de una organización empresarial y su inserción en el mundo, facilitan su desarrollo. No obstante, las organizaciones pueden aportar herramientas de capacitación práctica orientadas a que el colaborador gane mayor apertura mental, lo que se hoy se da en llamar “el pensar fuera de la caja”.
Si hay potencial del postulante y lo organización aspira desarrollar el pensamiento estratégico en sus colaboradores, existen herramientas prácticas para su desarrollo.